jueves, 12 de enero de 2012

Destellos de Luz

En memoria de aquellos que lo perdieron todo en el terremoto del 15 de Agosto del 2007. Ica-Perú.









“Y todo el cielo se iluminó en segundos, los pescadores contaron que habían visto cómo se abría una fosa en el mar y de allí salían unos rayos de luz hasta el cielo.” (2007)



Cap 1

Lo que queda de la niñez no es más que una versión perfeccionada de pequeñas epopeyas y experiencias concretas revueltas entre la memoria y la imaginación.

Después de diecisiete años sumida mi conciencia entre culpable martirio, me siento en compromiso de rescatar las memorias que aún no cruzan el delgado límite del olvido.

Antes de que sea demasiado tarde.



Cap 2

Deambulaba sin ánimo de llegar a ninguna parte. El distrito de Tambo de Mora demandaba un poco más de esfuerzo para reconstruir mentalmente lo que alguna vez fue mi vida entera. El aire seco entraba por mi nariz y mi pecho se llenaba de nostalgia angustiosa y salitre.

La ciudad de Chincha Alta era una mujer desconocida para mí. Recia e impávida, me invitaba a caminar con ella y así lo hice, extasiado, perdido entre sus calles… en un viaje interminable de casas, botes repletos de Muy Muy fresco y un cielo azul infinito.

Tomé la avenida principal desde el terminal de Soyuz hacia la Plaza de Armas, un trecho kilométrico de hierbas gigantescas que, al viento, amortiguaban el ruido de mis pasos y el severo barullo de mis recuerdos.

Si estas palmeras milenarias pudiesen hablar, ¿qué dirían? Hablarían de la vendimia, los auténticos festivales; hablarían de la madre cansada y de la avena fría en la orilla del zaguán, del aliento a guarapito dulce del tío Medardo y sus historias de agosto y de cómo de pronto nos convertíamos en seres invencibles. Seguro hablarían de Amaya y sus carreras detrás de los camiones de plátano y de sus rodillas enterradas en el fango. Hablarían de Amaya. Sí, hablarían de ella.

Un manto negro cubrió el puerto de Tambo de Mora, anduve tres horas bordeando el camino de la costa, tres horas que duelen y me llenan de ansiedad, no hay más. Es eso. La calma de las palmeras y la sosegada ausencia del pasado.

Me declaré perdido hasta reconocer una vieja calle que en épocas de lluvia solía desbordarse. Esta vez yacía tibio bajo mis pies un lívido pavimento gris que alguna vez recorrí descalzo sobre pilas interminables de escombros, fango y muerte.

Sabía perfectamente dónde estaba.


Cap 3

¡Es fin de mes! ¡Pagaron ya!, ¡Te invito a un chifita y luego alguito más!

- ¿Mario?, ¡Mario hazme el favor de apagar la televisión si no la estás viendo! – Juana molesta asomó su moreno rostro por detrás de la puerta de la cocina.
- ¡Ya, ya!

- Y ven pa’cá hijito, que se ha malogrado el ají, dígale al señor Antonio que le fíe uno o dos. Y toma, llévale esta estampita.

La mujer le entregó una bolsa de tela al niño y la correspondiente estampa de la Virgen del Rosario. Con la destreza de mujer chinchana le aplastó el pelo con la mano y le dio la bendición.
- Y dile a Amaya que venga, ¡que ya está bueno ya! – Dijo Juana, hirviendo el agua para el dulce de papaya.
- ¿Amaya? ¡Amaya! ¡Deja a la gallina en paz que no pone huevos! – dijo el niño, guardando la bolsa de tela en el bolsillo.

Una frenética gallina que se había escapado del corral corría levantando tierra alrededor de Mario y Amaya.
- ¡Está loca la gallinita Mario! – Dijo la niña regordeta embarrada entre la paja y la arena.
- ¡Por las puras te ensucias! ¡Anda pa’dentro ya! y límpiate la ñanga Amaya, ¡Que te llama mamá!

Recogió la estampita del suelo, picoteada ya por la gallina. Cerró la puerta del patio y sacudiéndose la tierra del pantalón volvió a gritar.
- ¡Ma! ¿Ají panca?

- ¡Lo que encuentres papito!

La Plaza de Armas lucía encantadora, el mercado estaba recogiendo las últimas reservas de papa amarilla, y el olor a dulce de camote y melcocha impregnaban la cuadra.

Se estaba bien allí afuera, la temperatura iba bajando al preludio lunar y el ruido de las combis y moto taxis no hacían más que acompañar a la gran orquesta callejera.

El señor Antonio vivía a siete cuadras de la Plaza de Armas, en una humilde casa de adobe a medio construir, toda su fortuna consistía en las mejores cosechas de plátano de Chincha Alta y se enorgullecía por ello. ‘’Este es el plátano más bonito que he cosechado’’ le decía a cada cliente que preguntaba por los plátanos de Don Antonio.

Emplazados en seis canastas verdes, los ajíes amarillo, rojo, naranja, verde, rocoto, pimentón y ají panca le otorgaban algo de color al oscuro cuarto. Un perro entró aullando a la tienda.

- ¡Vaaaisse Vaissse pa’llá! ¡zape! Dijo el señor Antonio al ver al susodicho tumbar un taburete con la frenética cola.


(…)sí, ¿no has visto nadie tan feo como yo? – Preguntó Raúl Romero a uno de los participantes.
- Bueno sí, he visto un par de cosaj’ahí pero…la verdad que nunca…

Como si de una carga eléctrica se tratase, la gente del local salió disparada. Con una fuerza descomunal el suelo empezó a sacudirse. El niño con la bolsa en la mano salió despedido hacia el suelo mientras un zumbido ensordecedor se apoderó de la calle.

- Cuidado, cuidado, los del público en orden…

De un chasquido el pueblo quedó a oscuras.

Eran las seis y cuarenta de la tarde cuando las columnas de la bodega del señor Antonio se desplomaron sin piedad alguna. El caos reinaba en todos lados mientras que las bocinas de los moto taxistas se unían a los gritos de desesperación, el zumbido jugaba en contrapunto con gente de izquierda a derecha, gente de derecha a izquierda, gente cubierta de blanco y de negro, gente que llora y gente que intenta llorar.

No había rastro de Don Antonio, ni de sus seis canastas de colores.

El cielo titilaba de una manera sorprendente. ¿Qué podía ser todo aquello?

El pánico se había apoderado de las calles, no había pájaros en el cielo, ni gallinas, ni luz, ni bomberos, no había más que un lío de madrugada y escombros, ya no olía a dulce camote sino a polvillo y espanto, olor a miedo.

Pasaron horas para que los gritos fueran acallados con más gritos y el silencio resignado de los difuntos todavía presenciase el espectáculo bajo los escombros, a oscuras, donde ya nada tiembla. Nadie duerme.


Corrí a casa, corrí a buscar a mi madre y a Amaya, corrí contra todo mal, en esas condiciones era imposible moverse.
No encontré a mi madre.
Mi hermana estaba bajo una pila de escombros que fui retirando, los nervios, el miedo, el horror.
- ¿Amaya?, Amaya…


Cap 4





- Un cortado, amigo
- Claro que sí compare, ¿algo más?
Silencio.
- ¿Lo recuerda? - Le pregunté, señalándole con la parte trasera de la pluma, un viejo recorte de El Comercio.

El hombre mira el retazo de papel gastado con aprensión y le cambia el aura. Rondaba entre los treinta años. No quiere mirar al otro y vuelve a dudar. Mira hacia la puerta, como enmudecido. Coloca el papel sobre la mesa y un guiño de tristeza se asomó por fin entre sus pobladas cejas.

Poco a poco iba vaciándose el bar, un viejo borracho en la esquina despotricaba contra una frenética tragaperras mientras un perro mendigo le lamía las migajas de pan del pantalón.

- No lo he visto por aquí – dijo. Dejó el cortado sobre la mesa y prosiguió- ¿De visita?
- Podría decirse, sí… me fui a Lima cuando tenia quince. Luego de…
-Era un chibolo cuando eso- interrumpió el hombre, señalando con la quijada el trozo de papel que tenía en las manos - Estaba jugando una pichanga con mis patas en patio del cole- Silencio. Dudó unos segundos antes de seguir –Volví corriendo a la bodega y no había nada, busqué al viejo por dos días y medio hasta que apareció mi madre supuestamente en un refugio. Me llamaron pa’ que fuera a verla y no era. Se lo juro que no era. Es que eso era gente pa’quí y pa’llá…

…Se le cayó la bodega encima al viejo. La viejita me duró unos días nomás, estaba hasta las patas.
- Lo siento.
- Descuide compare, lo mismo era, con los otros damnificados del San Martín.

Se me encogió el estómago.

- ¿El San Martín de La Vaguada? Estuve ahí por seis meses.
- Usté’ y medio Chincha compare, solo que usté tuvo suerte. Algunos tuvimos pa’ rato.

El hombre se sentó en la mesa. La charla se extendió hasta que el himno de las doce hubo retumbado en los altavoces del bar. Marcelo se llamaba, su padre era nada menos que Don Antonio el de los plátanos, Don Antonio y sus canastas de colores, Don Antonio, pobre hombre.

Marcelo apagó las luces del local, vacío ya, cogió las llaves y se acercó con ademán de despedirse. Tenía una mano gruesa, seca, callosa. Propia del trabajo duro. Estirpe ancestral.

- Compare una cosa más ¿Por qué lo hace?
- ¿Por qué hago qué?
- Recordar, acá ya no se habla de-so, eso es malo, déjelo ya, que la virgen del rosario nos tiene bien vigilados. Vaya a ver un buen zapateo en la plaza, tómese un pisco. Olvídelo.

Sonreí.
- Mañana fijo que caigo en la plaza- le dije-
Adiós Marcelo, que le vaya bien.
- Chao compare, mucha suerte en todo lo que haga, acá rezaremos por usté.

Me di la vuelta y seguí caminando por la avenida, pero esta vez lucía diferente, las casas ya no olían a muerte, la pintura ya no se desconchaba, el aire era aire.

De una de las casas de la esquina se asomó una niña, con unos pantaloncitos blancos y la piel muy oscura. Se puso delante del porche de la entrada.

Me miraba.

Vino corriendo hacia mí, cada vez más y más rápido. Me rodeó con sus brazos morenos.

Sentí sus mejillas arder contra mi cuello.

- Te cortaste el pelo –le dije, con lágrimas en los ojos.
- Adios, Mario.



Cap 5






Le di un beso y la dejé ir. La miré serpentear arrastrando su sombra con esfuerzo. Perderse entre la multitud de calles, como un destello de luz.

Al fondo estaría el parque.
La feria de La Vaguada.
La casa de mis tíos frente a La Vaguada.
La famosa perra Laika que se murió cuando yo aún estaba en el colegio.
El colegio San Martín y sus patios inmensos.
El patio de Doña Cecilia y sus jardines de totora y llantén.
La percusión diminuta del horno antes de zambullirnos en el dulce de papaya.
Amaya en mis brazos, diminuta y pálida.
Amaya fría y marchita.
El calambre en mis brazos.
Amaya extinta y difusa.
Amaya y sus rodillas en el barro.
Y sus caderas en el barro.
Y mis manos en el barro.
Y su cabello, entre el barro.
Y mi vida, bajo el barro.



Sujeté el manuscrito que había estado trabajando estos días, se fueron poco a poco derramando las palabras entre mis dedos, al suelo, entre las vigas, entre las piedras, entre el desierto y el mar. Retornaban las palabras a la tierra fértil, a su origen.

Para empezar de nuevo.


Hablarían de Amaya y de sus carreras detrás del camión de plátano. De su mejilla ardiente en mi cuello. Estas palabras responderían quizás, el por qué de su partida.


Hablarían de Amaya, desde luego hablarían de ella.




















Fin.

martes, 14 de junio de 2011

Proceso de reconocimiento cognoscitivo interpersonal i.e. Una receta fascinante.

Primera y última lectura

Aplicado a la ficción, este procedimiento luce más o menos así:

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Para empezar, asoma la mirada por encima del tabique, hacia abajo, con cuidado, para asegurarse de que hubiera algo más que aire. Le bastaría pensar que el paraíso le abriría las puertas al entrar en resonancia con la (tal vez) infalible compañía de materia prima, y así (quizás) aprender a moldearle con sus ideas. Aunque dudo que moldear sea la palabra más adecuada para descubrir qué es lo que realmente hace con su asfixia mental.

Seguidamente cuestionaría las convicciones individuales de cada una, mientras ellas andan por ahí y conversan sobre su distante pasado robot, todas inevitablemente derrotadas y condenadas a la automatización.

Como yo sé que lo suyo no es la santidad, ni mucho menos, las despedazaría, las desnudaría y dejaría sin cáscara, desaparecería cualquier rostro de carne y finalmente les guardaría en pequeñas vasijas acristaladas que con el tiempo iría eliminando.

De otro modo, las agarraría de las patas de atrás y las dejaría colgando hasta que se quedasen quietas, luego les haría cariños en la espalda. Era esta la única fórmula aplicable (conocida, en su caso) a lo que, de cuando en cuando, describiría como el Desarrollo de un golpe intuitivo de una relación en potencia.

¿Seremos capaces de entenderle?

Un inventario general de sus emociones traería consigo consecuencias catastróficas. No existe nada más incompatible (por no mencionar incoherente) con la meticulosidad con la que maquina sus interacciones cotidianas.

¿Nos adaptaremos a su mundo?

Yo trato de entenderla, pero es aquí donde el drama épico transmuta en tragedia, y es que para ella el tiempo no pasa, no. Ella solo espera, eso es lo único que hace.

Mientras tanto, el remordimiento no cede.

¿Será que alguna vez completaré este misterio?

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Aplicado a la realidad, este procedimiento permite preparar recetas deliciosas.

martes, 22 de marzo de 2011

Dignidad

Entrada la noche, fría e impasible, solo se oía el llanto lejano, que amortiguado por las puertas desgastadas, daban la sensación de abandono absoluto. Era un recinto pequeño dividido por retazos de tela, colocados de modo que pudiesen separar distintas secciones del apartamento. Un olor nauseabundo se adueñaba del lugar.

María miraba por la única ventana que tenía el apartamento, temía que el sonido de los perros escarbando entre la basura fuese a despertar a la pequeña Daniela. Pero no fue el sonido de los perros lo que despertó a la niña, una caravana blanca se estacionó frente a la puerta de entrada del edificio y chocó contra uno de los botes de basura, el perro empezó a ladrar causando un ruido infernal.

María escudriñó hacia abajo con la vista pero la neblina naranja de las farolas no le dejaba ver nada.

Una persona se bajó de la caravana y entró al edificio. María se volvió e intentó dormir a Daniela.
No pasa nada hija, duerme.

Aporrearon a la puerta tres veces.
María se levantó de la cama y Daniela se sentó en el colchón asustada.

¿Quién es? -Exclamó la mujer.
¡Soy yo, abre! -Respondió una voz joven.

María abrió la puerta, antes de que pudiera decir nada, el chico se le adelantó y entró violentamente al piso, encendió el único foco de luz que había y lanzó una mirada hacia su hermana, que asustada en el colchón lucía reducida.
El chico fue directo al armario que estaba cerca de la cama donde dormía Daniela, abrió con prisa las puertas de este y empezó a hurgar entre la ropa.

Javier, basta ya... -Dijo la mujer desde atrás, sin acercarse.

El muchacho hizo caso omiso de su madre, tenía que encontrarla.
Después de haber lanzado pilas de ropa al suelo y buscar entre cada rincón del armario se dio la vuelta y abrió el baúl que alguna vez le había pertenecido a su padre.

¡JAVIER! -Su madre gritó frenéticamente.
Javier, cubierto en sudor se detuvo y de un golpe cerró la tapa del baúl. Se vuelve y observa a su madre por unos segundos. Lo comprende.
Devuélvemela –le dice el chico. El foco no alcanzaba iluminar las misteriosas ojeras que rodeaban sus ojos.
Javier, escúchame...
¡DEVUÉLVEMELA AHORA! -bramó, pateando el armario con fuerza.
La niña arrancó a llorar, se levantó de la cama y abrazó a su madre por las caderas.
¡Daniela vete a tu habitación! -le ordenó María a su hija.

¿Ahora le llamas habitación? -Una risa adusta se apoderó del muchacho.
La mujer corrió la cortina y se quedó de espaldas al chico.
¿Qué es lo que buscas Javier?
¿Que qué busco? Salgo todas las noches a congelarme el culo para traerles algo de dignidad y es así como...
¿DIGNIDAD? ¿Es esto DIGNIDAD? - La mujer sacó del bolsillo de la falda dos bolsitas blancas y las abrió, sacudiéndolas por toda la habitación con una furia indomable. Propia de mujer castellana.
¿¡Qué mierda has hecho!? -el chico con las pupilas desorbitadas se arrodilló enseguida.
La madre estuvo muy cerca de llorar, pero el gesto de tristeza tras mirarlo unos segundos cambió súbitamente a una expresión de asco.

Dignidad... -dijo ella con desdén.
La mujer levantó el pie y lo apoyó suavemente en la mandíbula del muchacho, aun inclinado sobre el suelo.
¡Suéltame! -Se liberó del pie de la mujer y continuó recogiendo la droga en vano.
No has hecho más que traer desgracia a esta casa Javier, mírate...el vicio te doblega.

Javier se quedó mirando al suelo, como meditando, había más que rabia en sus ojos.

La mujer miró por la ventana hacia abajo.
¿Quiénes son Javier?
¿Qué? ¿Ahora te interesa con quienes salgo y con quienes no? Ah, pero claro, hace unos meses solo te interesaba el capullo de...
¡Para, Javier! ¡Te lo advierto!

El muchacho no siguió, pero con la mirada fulminó a su madre y lentamente se levantó del suelo sin quitarle los ojos de encima.

No fue hasta que Daniela interrumpió detrás de la cortina, cuando el chico se dio la vuelta y de la mochila sacó un paquete de dinero, se lo entregó a su madre sin mirarla.

María, con la niña en brazos, observó desde la ventana cómo salía en la caravana blanca. Nunca lo volvería a ver.

Butaca A9

Jason Griffith solo conversaba en sueños, al dormir gozaba de su única vía de escape para desechar cualquier rastro, cualquier atisbo de verdad que pudiese acabar con su corrupto pasado, pero no fue hasta que una tarde, hace no más de una semana, se topó accidentalmente con un antiguo recorte de periódico en un viejo baúl que guardaba en el armario.

Sus pupilas se dilataron en cuestión de segundos, una ola de luces le envolvió la mente entre un mar de caras y aplausos. Ahí estaba ella en primera fila aplaudiendo mientras que una traviesa lágrima se deslizaba por su mejilla. Enseguida comprendió que la deseaba con locura.


La chica había acudido a las siete presentaciones del teatro Mirage y siempre se sentaba en la primera fila a la izquierda en la butaca A9. Las Vegas era un lugar relativamente pequeño, así que al acabar la función (la tercera) muy discretamente siguió con la mirada a la única mujer que le había llamado la atención en años. Palcos y platea estaban ya casi vacíos pero allí estaba ella esperando por la puerta de adelante a alguien, ¿pero a quién? Después de unos cinco o diez minutos aparece un hombre alto cincuentón, con un Armani impecable que le disimulaba el pesar de los años. Sabía muy bien quien era, sí. Debía ser la hija del dueño del teatro, no había otra explicación.


-Su nombre es Deborah .- Griffith dio un respingo de asalto y su observación ''disimulada'' acabó por delatarlo. Era su compañero John O'lean el trapecista. - Nos arregló una cuestión de los horarios, querían reemplazarnos por el Rey León, ¿puedes creerlo?.


Pero Griffith no escuchaba, había optado por escudriñar un poco más en la vida de aquella dama. Debborah, se llamaba. No lo olvidaría nunca.


La siguió tres manzanas arriba, frente al Casino Atlantis donde le vio entrar con el guardia de seguridad del lugar. Al parecer entraban por la puerta de atrás.

Jason Griffith entró al local, no tenía nada que hacer esa noche y no se sentía agotado. Al abrir la puerta el olor a tabaco y alcohol pesaba como un espíritu cargado en el ambiente. Los ceniceros estaban bañados en oro y la tapicería era de piel original. Buscó con la mirada a la mujer que tanto deseaba, necesitaba de ella un poco más. ¿Dónde estás?


Después de unas dos horas tras recorrer cada rostro en el club decidió marcharse, quizás solo había venido a buscar a alguien o algo. Mientras subía las escaleras para abandonar el lugar una música estridente rompió con su abatimiento. Jason se dio la vuelta y cuando la muchedumbre en su mayoría hombres acabó de silbar, unas bailarinas salieron al pequeño escenario que constaba de tres barrotes.


Griffith solo recordó aquel gesto inquisidor de su rostro y la rabia que circuló por su rostro aquella noche al contemplar a su idealización prostituyéndose con su dignidad. Incluso recordó la sensación placentera de la sangre ajena corriendo por sus dedos.


El hombre continuó leyendo el artículo ''No se ha dado aún con el culpable'' rasgó el trozo de papel y cerró el baúl riendo estridentemente, riendo de su victoria, riéndose hasta quebrar cualquier asomo de misericordia, riendo de su propia suerte, riéndose de la vida. Continuó riéndose hasta el final de su existencia.

martes, 10 de agosto de 2010

Domingos

Me gustan mucho los domingos, siempre encuentro nuevas aventuras en qué pensar. Siempre he de pensar que los domingos se paralizan en el tiempo. Domingo es como una pequeña barca sobre el mar muerto, congelada en una nada estacionaria. Todos los domingos, me acerco al calendario azul de la pared y quito los seis días anteriores a este, siempre los arranco pensando en qué hice cada uno de esos. Y qué dejé de hacer.
Si algún día compro un bote, lo llamaré Domingo, para parar el tiempo navegando por el mar. Los sábados por la noche miro mi reloj hasta que cambia a las 12:00, allí la aguja se detiene, como queriendo aguantar el inevitable peso del tiempo. Pero cuando llega el domingo el tiempo no pesa. El tiempo levita, gravita y deja a la aguja respirar. Dicen por ahí que para los amantes de las agujas, el domingo es un mal de muelas. Nunca fui amante de las agujas, de ningún tipo. Cuando era pequeña, sabía que era de día cuando el olor a tocino impregnaba el cuarto y me decía que era hora de levantarme a desayunar, sabía que cuando se salía del colegio ya estaba a la mitad del día, y cuando me cansaba de pensar, estaba segura que era tiempo de dormir. Dicen que mirar las agujas marea, siempre están allí girando tan rápido, son un peligro. Soy partidaria de eliminarlas y parar la semana completa en el tiempo, como los domingos. Se dan cuenta de cómo cambiaría todo? Imagínense! Las canciones para niños no estarían compuestas de: Lunes! Martes! Miércoles!, cantarían todos al Unísono Domingo, Domingo, Domingo, hoy es Domingo. Podría descansar todos los días sobre mi sillón frente a la pared a observar como mi calendario azul se las arregla para no pasar de día. Y aquí estoy sentada, riendo a carcajadas frente a mi calendario azul. Si supiera!

miércoles, 23 de junio de 2010

Parasomnia continua

Madrugada de un mi+ercoles 23 de junio del 2010

Una vez más, la primera mirada es hacia mis pies…dos trozos de carne ardiendo. Un kilómetro de arena se levantaba ante mí y trescientas mil personas hacían del paisaje un alboroto. A lo lejos una mancha blanca se levanta por sobre todos los que estaban ahí, caminando sin mirar. La observo con calma, casi con dulzura, ¿quién eres? ¿Qué eres? Un ángel pienso, pero, ¿cómo son los ángeles? Me acerco lentamente abriendo paso entre la multitud. Gas condensado, podía imaginar la textura de una medusa, esta vez voy corriendo a buscarla, a tocarla. La arena sube unos 20 grados, me quema los pies pero sigo corriendo, la masa de gas avanza y avanza, a lo lejos, fascinada sigo yo, corriendo tras la gustosa muerte dulce, éramos ella yo, y mis pies calcinados, corrí todo lo que nunca había imaginado poder correr…la bola de gas seguía allí, bailando a treinta metros de mí. Esta vez susurra mi nombre y exhala tranquila una voz familiar. Ahora corría con más de un motivo, mil preguntas, ven a mí pensaba, déjame atraparte. Poco a poco el suelo arenoso empezaba a desmoronarse bajo mi fatiga, pero seguía corriendo, y el espectro de gas intentó en vano cobrar forma humana, esta vez se detuvo. El suelo donde estaba parada volvió a solidificarse. Pero su suelo se desmoronaba y esta vez, hacia mí. Intenté escapar hacia el otro lado, lo más lejos posible de esa sombra, esta vez corría a más velocidad, volteé la mirada con algo más que miedo, la masa flotaba sobre el vacío negro que cada vez abarcaba más de mi camino, finalmente acaba mi pedazo de arena disponible y caigo en el vacío. No asustada. Caía con cierto placer, el perfil blanco levitaba junto a mí. De un momento a otro aumenta mi gravedad y caigo a mayor velocidad, dejando al espectro a unos tres, cuatro metros de mí, caigo, caigo , desesperadamente por subir y volverla a tomar. Es aquí cuando despierto decidida a no volver a soñar. ¿Será que podré dormir tranquila algún día?

Mismo sueño del miércoles 2 de junio del 2010 y el domingo 13 de junio del 2010.

viernes, 18 de junio de 2010

Frívola-2do cap. p1

Seguramente te preguntarás cómo es que recuerdo a Irina Pacheco y no recuerdo el nombre de la idiota que tenías por esposa.
Mi vida, te debes preguntar tantas cosas, te prometo que algún día las respuestas llegarán.
Hoy no.
Hoy no voy a contar tu historia tampoco.
Voy a contar mi versión, esta será la garantía para reunirme contigo a la cima del mundo que pudimos haber dominado. Solos tú y yo.

Que tonto eres Adriano, corazón.








Fue esta la frase que usó Ella para explicarle el final de la película. Adriano y Ella Salían del cine Metropolitano en la avenida Aviñón. Hacía Frío. Adriano rodeaba los 24 y ella, tampoco recuerdo…
- ¡Pues porque no estabas mirando! si hubieses dejado ese aparato en paz podrías haber entendido. - se quejó ella, mientras metía su mano en el bolsillo de Adriano para tomar su mano.-
- Perdón-dice soltando una risa traviesa que sabe que le encanta.-El señor Muñoz no ha parado de enviarme ofertas para la empresa y sabes cómo se pone cuando no recibe respuesta inmediata

Ella se fija más en su sonrisa y no le escucha bien. Nunca se escuchan.
- Podrías haber estado manejando o algo por el estilo…
- Pero, no es así… -dice Adriano pensando, con cierta ingenuidad falsa en sus ojos…a él le encantaba molestarla.

Ella solo lo mira extasiada. Lo amaba.
- ¿Me cuentas? –Agrega Adriano, casi suplicando. En verdad no le importaba el final. Acababa de aceptar un contrato con otra transnacional…Pero sabía que preguntarle la haría feliz.
Ella, sabiendo todo esto, le responde con ironía.
–Sí, todos mueren al final
-¿Qué?.. ¿Sí? –Esta vez levanta la cabeza del teléfono, sorprendido.
- Ay Que tonto eres Adriano, corazón.

Nunca había dicho algo más cierto.

miércoles, 16 de junio de 2010

Let's go back for a while...ancient style

Hoy miércoles 16 de junio se fue la luz en toda la zona, usualmente suelo quedarme como vacía al principio, la media hora de vida de la laptop fallecía minuto a minuto y como si el destino fuese a desaparecer de un momento a otro intenté buscar otra laptop, o más batería. Al ver que no había, decidí prender el ipod para escuchar algo de música…lamentablemente la batería era de un 15%. No tuve más remedio que quedarme sentada en un sofá lleno de insectos viendo las luces de la montaña de enfrente. Suelo tener esos momentos de encuentro con uno mismo, normalmente están antes de dormir pero, aquí estaba, hablándome a mi misma una vez más. Me pregunto por qué seremos tan dependientes de la luz. Me levanté y abrí la puerta de la casa…una docena de luciérnagas estaban divirtiéndose mientras yo deseaba usar su luz para prender mi computadora. Fue el espectáculo más hermoso que jamás haya visto, miré el cielo completamente estrellado, no había ni una pizca de luz a mas de dos kilómetros (sin contar a las luciérnagas)…el bosque y los arbustos susurraban cosas y yo solo podía quedarme parada ahí, descalza y con mis shorts negros, inmensa y diminuta ante todo lo que me rodeaba. ¿De qué otras cosas nos estaremos perdiendo mientras estamos pegados aquí? Una pequeña parte dentro de mí desea que se extinga la luz eléctrica en el mundo. Y salgamos todos a darnos cuenta de dónde estamos parados, somos nosotros, depredadores de un mundo cansado de tanta ida y vuelta. ¿Has contado las veces en las que presionas el botón de encendido de una máquina? Lo dudo. Tranquilo…yo tampoco. Let’s go back for a while…ancient style.

martes, 15 de junio de 2010

Viaje polar


Abandona tu invierno y únete al mio! tengo un pingüino azul llamado Bingo
Dentro del iglú construiremos una mesita de tres patas de madera
Y dibujaremos dos microuniversos que sean capaces de destruirnos
Luego diseñaremos el mecanismo de dos armas letales y luchar contra ellos
Y al final de la noche, cuando lo único que baile en el cielo sean siete colores ondeantes
Soñaremos con los niños galácticos y nuestras aventuras en Iknimaya
Junto al hielo voraz y envueltos en un cobertor felpudo muy hambriento
Seremos el banquete especial del señor Pie Grande
Quién vive alquilado en el iglú de la esquina
Algo tendrá que comer ¿no?
Pero antes de eso, cerraras los ojos y contendrás la respiración unos cinco segundos
Te recitaré un vasito de café y dos besos en tu mejilla encendida
Listos para el viaje final por la boca del monstruo, no estarás solo.
Voy contigo
Voy contigo

lunes, 7 de junio de 2010

Capítulo 1: Frívola

¿Que de dónde aprendí a usar el cuchillo? Mi mamá me enseñó.
-Corta con la derecha, apoya con la izquierda.
Nada demasiado complicado.



Y yo lo aprendí a usar, sí.



















-CAPÍTULO UNO-
Todo terminó una tarde que estábamos en su casa. Adriano y Ella estaban recién mudados. Era una casa moderna, tipo victoriana, gigante. Los verticales arbustos que amurallaban la casa podrían tener la misma cantidad de hojas que los billetes en su cuenta bancaria. Hasta el mismo color ¡Qué casualidad! Techos tan altos y sólidos como su orgullo, grandes lámparas vertebradas. Todo estaba iluminado en un blanco tan pulido que la pulcritud casi daba asco, amplios ventanales por la que entraba una extrema luminosidad que hacía contraste con los pocos muebles que habían en la sala; Sin embargo estos muebles hacían presencia, silentes… vanguardistas. Pesadísimos. Y tenían que serlo desde luego, para aguantar la carga de esas sonrisas pintadas que sostienen los portarretratos bañados en oro, no espera… Delicadamente pasé mis dedos sobre la superficie del marco. Esto es oro.
…Hm, veamos

Tú…otra vez
¿Y él quién es?, me recuerda a ti. Ah sí…Eres tú
Tú y… Ella.


-¿Te gustan las nuevas fotos que pusimos?-me dice con sus dientecillos blancos, perfectos, su melena negra y sus ojos verdes, casi grises, podría decirse que era alta, toda ella era perfecta. Pero no olvidemos que es parte de la pintura, de una equilibrada composición perfecta. Los artistas pintan todo tipo de belleza, unos creen en ella, otros no. Unos pintan en estado crítico, otros hasta dormidos. Yo no sé si este estuvo tan grave que se durmió al pintar, o simplemente no creo en esto. Pero así tenía que ser, estaba escrito.

- Todas encantadoras -le dije...; Perra.
- ¿No tienes más? –le sonreí de oreja a oreja, ¡tan convincente! me amo, era muy buena actriz.

Sigo sin creer su ingenuidad, es tan fácil ver como estas idiotas muerden el anzuelo tan rápido, aunque debo admitir que el camino libre le quita bastante diversión.
Se dio la vuelta sonriendo bella otra vez, podría hacer comerciales de pasta dental.
–Claro, ven sube, te mostraré los álbumes -me dice-.
‘’Claro, ven sube’’, En mis fantasías esta frase una vez salió de mi boca, y yo era más bonita, o por lo menos lucía más alegre. Era yo la que la guiaba mi hermoso cuarto y le mostraba lo feliz que era de tenerte a mi lado. ¿Dónde estabas tú a todo esto? Seguro pudriéndote en el trabajo para que tu ¿esposa? pudiera modelar por los pasillos de tu casa. Porque nada de esto era suyo, ni siquiera tú.
Ella me muestra lo feliz que se siente de ser esposada (en todos los sentidos) por un Cartier en la muñeca y la Blackberry cargando en la sala. ¿O qué crees que no me di cuenta? Eres una inmensa mentira toda tú… ¿lo sabes?
No. No sabes nada. ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?, ¡Vete de mi casa intrusa!, luego entendí por qué recordé esa frase, ¿la habrá usado en mi contra? No sé, a estas alturas ya no interesa. Él me pertenece y siempre fue así. ¿O tampoco sabías eso?

Pasamos por un largo comedor, dos, cuatro, seis, ocho, diez sitios. ¿Quién come ahí?, la casa está tan desierta. No, lo olvidaba, para ese momento había unos vecinos en la recepción de la casa y unos cuantos familiares de ella en el jardín.
De repente veo como de la nada unas cinco personas ocupan los fríos sofás blancos de la recepción, dos mujeres treintañeras cada una con su respectivo marido. Se veían tan felices, me pregunto por qué Ella no se veía así. ¿Ella dije? No recuerdo su nombre. A las vecinas ya las conocía bien, vivían por el vecindario, siempre llamando la atención con su nuevo perro escocés o la nueva colección de Bonsáis de los que verdaderamente era imposible quitar la mirada. Ellas te verían enseguida y lanzarían una sonrisa perfecta de esas que ya me acostumbré, dirían algo así como:
-¡Hola! ¿Cómo has estado? ¡Pasa! Acabo de hornear un pastel de la nueva edición de Paulet. ¿Has visto el libro? ¡El rojo! Sí es nuevo, trae recetas muy prácticas.
Uno por supuesto no podría rechazar una invitación a comer Pastel de la nueva edición de Paulet porque ser descortés no estaba en el guión.
-Claro diría yo, y entraría a sonreír por intervalos exactamente contados, probaría su pastel y me iría luego de una larga charla de caniches teñidos y la próxima visita al club.
La quinta persona era ella.
A Ella yo la conocía desde hace tiempo. Me encargué de que Adriano me detallara cómo era para actuar como ella y quizás, de ese modo ver si le agradaba más. Sólo sé que la mujer de la que él hablaba era perfecta. Cuando la conocí supe al instante que actuaba como tal. Ya luego me ocuparía también de actuar como perfecta. Y he dicho actuar, no ser…No puedes cambiar tu forma de ser, pero si tu manera de actuar, ¿mencioné que era muy buena actriz?

En seguida hace su aparición otro personaje del elenco, Irina Pacheco, la mucama, porque todo esto es un montaje, una pantomima. (Por eso he agregado el término mucama en vez de empleada o señora de servicio) Aparece justo detrás del marco de la cocina y se alisa la falda, saluda cordialmente, tiene un acento extraño, exótico.
-Buenos días, ¿qué van a tomar?
No sonríe, pero tampoco frunce el ceño, era la Mona Lisa en persona, muy blanca, muy mona y muy lisa.
Todos tienen que verse en el escenario como una gran puesta en escena. De hecho unas cuantas luces iluminaron el rostro cansado de Irina Pacheco, mientras servía el té inglés en la durísima mesa. El guión era terriblemente malo y tan predecible. La música tétrica la agregaba mi buen humor y yo… yo era una espectadora más, deleitada ¡enserio! No te voy a negar que ahora lo disfruto…no hay nada más placentero que ver la mierda de vida que te creaste. Por imbécil. ¿Hace cuanto que no te sientas a ver televisión?, ¡Ah, Cierto!
Estás muerto.

sábado, 22 de mayo de 2010

Quizas...

Y quizás dentro de unos años, en trescientas veinticinco centurias de oro. Cuando tú y yo no seamos más que cadáveres en polvo, tal vez para el momento en que la extensa descendencia de Caín haya mojado sus pies en el fuego ruin de la miseria. Posiblemente, tal vez, todos los sueños que una vez cruzaron por nuestros días, reencarnen en ramas de nogales, en lirios blancos y aguas vírgenes. Quizás, para ese tiempo todo tenga sentido, Posiblemente, quizás, la gravedad libere a la rea balanza de sus crímenes cometidos. Estoy segura, que, dentro de unos años, ríos azules correrán únicamente en bosques y no tintaran de rojo el concreto. Probablemente, cuando madre natura cumpla un año menos y sople el sol extinguiéndolo de su imperio dorado… quizás en ese momento, tomemos forma de estrella, y nos miraremos hasta que la eternidad nos apague, quizás, sea ese el momento de elegir a donde partir o quizás, nada de esto suceda y viviremos en recuerdos. En dos huellas etéreas para el universo, tal vez, sólo tal vez.

viernes, 21 de mayo de 2010

Entrenudos

Me pregunto cuánto aguanta un pedazo de tela al deshilacharse. Existen muchos tipos de telas: de seda, de lino, de raso, de satén. Me pregunto cuánto aguanta el final del jean sin ruedo al caminar, siempre terminan sucios y arrastrados por el piso, pero llegan hasta la meta sin deshilacharse del todo. Debe ser una suerte ser jean. Todo cambia cuando eres un pequeño lazo de seda, una cinta insignificante, hoy tiré un lacito de seda a la basura, solo halé un poquito y la cadena continuó, sin parar, en una cadena de emociones como pequeños vagones triunfantes. Intenté prenderle fuego al lazo para bloquearle el paso al enemigo, pero sólo conseguí quemarme las manos, pedí ayuda y me quemaron el lazo. Es por eso que lo he tirado a la basura. No había quedado tan feo después de todo, solo algo mallugado pero aún tenía unos cuantos nudos. Quedaron Unos dos o tres al menos. Pocos, pero imposibles de desanudar, no lo he intentado yo misma está claro. Es peligroso. Sería como arrebatarle el súper-poder al sumiso lazo del cual hablamos. No. Lazo iba de mano en mano, de inmaculadas manos sucias a corruptas manos limpias, manos rígidas, manos blancas y negras, manos que prenden y apagan y quizás unos cuantos dientes, dientes torcidos, dientes gigantes, dientes desnudos y mecánicos y quizás, un par de colmillos. Pero entre manos y dientes, Lazo impecablemente sucio, deshilachado y mordido parece resistirse al apañe. Tanta fue mi curiosidad que volví a buscar en la basura mi pequeño lazo sucio e indestructible, me lo até a la muñeca y a partir de ahora lo llevo conmigo hasta el fin de los tiempos, porque no lo puedo desatar.

miércoles, 7 de abril de 2010

First love poem -random inspiration-

Me gustaría pintarte a la sombra de un palmar y al ardor de un crepúsculo caduco
Pero un retrato tuyo bastaría para mirar el mar y el cielo amalgamado
Me gustaría regalarte dos diamantes glaucos
Pero para qué, si puedo verme reflejada en los tuyos
Ayer pensé en sorprenderte con un pájaro cantor
Pero en tu voz encuentro el más dulce trineo de alondra en primavera
Tal vez un frasco de pino silvestre y hierba buena líquida mientras tanto…
Pues aún sigo trabajando en el arte de tu destilación
Cortaría para ti veinticuatro espigas de trigo lozano
Pero su luz se apagaría con tu áurea crin tostada
Entonces pienso en el deseo secreto de los dioses
¿Qué se le regala a alguien como tú?
Entre miles de mágicos artilugios, solo uno me convence
Te regalaré un cántaro de agua pura
Para que cada mañana, antes de ver el sol naciente
Te mires en él, y observes en el reflejo la maravilla divina
Y te jactes de la mejor ofrenda, gracia angelical…
…Que rodea tu semblante tano albino

jueves, 11 de marzo de 2010

La terrible desgracia del niño alcachofa

Muy abajo en el huerto de la comadreja
En una casita de madera, bajo una recia hortaliza
Nace el niño alcachofa, hijo del frijol Don Roberto
Y de la chismosa Papa Clarisa

De largos brazos y piel de heno
Niño orgulloso de alma insaciable
Que en vez de serle favorable
Resulto para él, mortal veneno

A cargo del Conde Morcilla se organizo un certamen
Al mejor talento, la gloria del huerto
Alcachofa emocionado a que todos lo aclamen
En trucos de magia se hizo un experto

A pesar de su ingenio Alcachofa desconocía
Que la magia en el huerto no era bien vista
Pobre Alcachofa, no sabía lo que hacía
¡No os imagináis los primeros en lista!

¡Y ahora verduras del huerto!
¡Presenciaréis algo extraordinario!
Una olla con agua hirviendo sacó del armario
Y al estrado fue llamado el frijol Roberto

¡Adelante padre! ¡Bebed de esta agua!
¡Os aseguro la juventud eterna!
Pronto tendréis de simiente el aura
Y sentiréis las entrañas tiernas

Y así fue Don Roberto
Orgulloso de su hijo
Se zambulló en el agua
Del enorme botijo

A continuación el pepino reclama
¿Por qué no he de recibir tan especial infusión?
Se levanta la papa, la yuca, la auyama
Y a lo mismo han de hacer alusión

Después de una larga jornada
Alcachofa agotado, se sienta
En las sillas del público, nada,
Excepto la comadreja grasienta

Es la única que aplaude con gran avidez
¿Por qué no echais un vistazo y me decís cómo va todo?
El niño alcachofa bebe de la infusión sumergido hasta el codo
Si no te sumerges del todo no podre medir tu lucidez

El niño Alcachofa sintiose ofendido
Sumergió su cuerpo en búsqueda de los demás
Sin darse cuenta que por presumido
Le hizo la cena a la fiera audaz

lunes, 14 de septiembre de 2009

ellas tienen sus razones...

Mientras escuecen las oscuras animas del alma
Que habitan dentro muy dentro
Aquí, donde está prohibido pasar
A la razón se le reserva el derecho de admisión
A todo en verdad.
Escuecen de dolor
Gritan
Lloran
Se retuercen
También aman
Pero incomunicados miran
Y entre dos fuentes de luz te hablan sin verte
En el espejo te ven, pero se equivocan
Sólo te miran a los ojos
Sólo me miran a los ojos
Y una vez más regresan estáticas, sin inmutarse
Ya no escuecen
Ni lloran
Ni gritan
Solo esperan a volver a salir
Esperan
Y emulan a la marea, van y vienen
Si esto es así entonces, no existe
Nunca existió
Son las pequeñas bromas que juegan entre ellas
Y a la razón le burlan
Le escuecen
Le gritan
Le lloran
Porque no entiende.
Ellas tienen sus razones, que la razón no conoce
¡Pero cómo la seducen!
Entre rumores apacibles la engañan
Y la conducen al mismo grito, al llanto, al escozor
Y ahora son dos las que lloran
Ahora son dos las que gritan!
Y ante tanto ruido la razón se quedó sorda
Entra en letargo leve y ahogado
Y en pequeños lagos húmedos
Va raspando el suelo hacia arriba y grita
¡Afán inútil!
¡Locura!
Y el grietado paredón se derrumba
Y se cuelan las ondinas una vez más
Susurrándole en otro idioma
Y qué bien sienta su compañía
Antes de que se las lleve la marea
A pisar el acantilado de donde venían.

viernes, 5 de junio de 2009

My entrains will

Because I can’t figure out how many times I surprise myself once again stabbing with the same old knife, leaving no more evidence than these red-spotted verses:
Oh, holes of the deepest corners of my blood vessels
Stop draining this thick venom from the violet snakes that you once fed the time I was alive
Oh, dense convoluted masses of tissue I let you turn off the lights of life; to dry; to be the worms feast
You can even run my fluids backwards or kill my imagination’s hideous beast
But the ashes of my memories, those ashes aren’t allowed to be hidden in the darkest coffin of history
With this hand, I will hold on to this shipwreck of dreams to find remote vestiges of my soul’s mysteries
Oh, hot air balloons, both of you embracing my heart
I do declare you released from the slavery tonight
It is the time now to be free; it is the time now to go high
You can take off my daily oxygen, but please leave me your daily plea to sigh
Oh, dull package of senses it is time to close, please don’t come tomorrow, I’ll be dead and gone
Why don’t you take a look at the world? I am sure they’ll find you more useful than I’ve done
Please offer some vision to those who aren’t able to see but take off it to those who don’t want to
Find somebody to place these ears, especially those who never seem to understand each other
But don’t take away from me the smell of the rainy ground, the sound of bells nor the image of my young brother.
Oh, bushy nest of feelings, there is time to hold you no more
Why don’t you keep sailing through every phrase? , castaway of life, until you reach the shore
You will come with me, they say, I say you should keep between this will
You! Leech! , sing the song to another victim and make him your next meal.


miércoles, 10 de diciembre de 2008

Caracol 7

No querrás saber de mi
Cuando la palabra perfeccion sea el anagrama de tu nombre
Cuando el olvido sea inquilino de tu vida cotidiana
Cuando tararées el idioma de los dioses
Cuando poseas todo con las manos vacías
Cuando plantes árboles en el hoyo de mi partida
A partir de hoy, no querras saber más de mi
Y yo no existiré para ti cuando no quieras saber de mi
Yo querré existir para ti
Mas no podré
Cuando el desinteres nos devore en carne cruda
Cuando se supriman las alegrías rutinarias
Querremos saber de nosotros
Mas no podremos
Cuando un día ya no existamos uno para el otro
Y decidamos encontrarnos
Te perderás, me perderé
Rasgando rastro alguno de nuestros nombres
Ya no sabré más de ti…de mi
Ya no sabrás más de mi
Adios no quiero decirte, Adios amigo , Adios
Querremos no decir adios
Desearemos no decir adios
Mas no podremos
Cuando despierte en sueños soñandote
Querré volver a la rutina
Y querré juzgarte, odiarte, quererte, hablarte
Y no podré
No podrás responderme y despertaré
Juzgando al vacío
Odiando al vacío
Queriendo al vacio
Hablando al vacío
Y una vez más querré saber de ti
Cuando cierre los ojos y tu risa me invada
Querré acompañarte
Pero no podré
Y cuando llore en tu búsqueda
No habrá forma de hallarte
Y yo querré reemplazarte
Y tu querrás reemplazarme
Y no podremos
No, no podremos
Y no querré sacarte de mi
Por más que lo intente
Y jugaremos a las mentiritas de diario
Lidiando en versus, versos y verdades
Y el masoquismo es el nuevo pasatiempo
Entre pilas de recuerdos juego triste
Juego entretenida entre tu risa y tus ojos rojos
Juego entre tus últimos brazos bríos
Cuando antes de partir, en mente gritamos
No me iré, me quedaré
Más no pudimos

domingo, 23 de noviembre de 2008

Destilación Lima

Olor a humedad, olor a almizcle,sal, gafre, olor a vidrio mojado, cidra, césped, naranja, sal, bergamota, olor a humedad, sal, algalia, miel, sal, madera, fenoles, azufre, olor a humedad, olor a noche, cedro, tierra mojada, sal, humo, benjuí, olor a calle, pescado, eucalipto, arena, animal, olor a juventud,humo, metal, carne, sal, cine, olor a pescado, alerze, brezo, olmo blanco, olor de nubes, avena, sal, aulaga, no...aulaga no, humedad.

Blanco

No hay nada más petrificante que un espacio en blanco, pero no vacío, si no por llenar, hace tiempo que no escribo en papel, tinta corriente, olor a bolígrafo de banco.

Accidente sobre dos= ?/2

Mirábasele sobre zancadas de concreto
De ira corrían sus mejillas,
Liberada vida perdida y llanto indiscreto
mirábasele rodeando sus costillas

Dejados atrás la misma
Acompañada corría consigo la otra
La otra desconocida y sorda
Aquella que no quería ser vista

305 pasos de abrumador desconcierto
Se le acababa el pie al concreto
Encallarías niña del cemento al desierto
Volvióse sobre sus pasos su seductor tormento

A la dimensión realista a la que no pertenecía
Ánima volviósela a la realidad
La llamada renacida de la que conocía
Sobre dos pies accidentalmente y una vez más.... soledad

viernes, 14 de noviembre de 2008

Electric Shocks, I love them!

domingo, 26 de octubre de 2008

Only a whisper

The breeze came dancing
Reciting your thoughts
I was about to collect every whisper
Every sign of happiness
We once made, in times of those
Maybe it’s impossible for us to keep a step
behind the other
But I’ll always be walking next to you
Nobody said it will be over
The smell of you rub against my nose
Wrapping me, of all pain
and swallowing all my tears
I escaped from the pictures I used to stare
Almost a whisper of breeze sang to me again
I am softly walking on air
There is nothing to fear
You can hear me, I am close to you, very near
An eye-drop more came to fall spare.

martes, 16 de septiembre de 2008

Viva la vida

De esas en las que sales a correr y respiras oliendo las flores tocando las paredes, corriendo corriendo girando en las calles y sonriendo
hoy fue un día de esos, si, jaja me divertí

I am sixteen going on seventeen

[Rolf:]
You wait, little girl, on an empty stage
For fate to turn the light on
Your life, little girl, is an empty page
That men will want to write on

[Liesl:]
To write on

[Rolf:]
You are sixteen going on seventeen
Baby, it's time to think
Better beware, be canny and careful
Baby, you're on the brink

You are sixteen going on seventeen
Fellows will fall in line
Eager young lads and rogues and cads
Will offer you food and wine

Totally unprepared are you
To face a world of men
Timid and shy and scared are you
Of things beyond your ken

You need someone older an wiser
Telling you what to do
I am seventeen going on eighteen
I'll take care of you

[Liesl:]
I am sixteen going on seventeen
I know that I'm naive
Fellows I meet may tell me I'm sweet
And willingly I believe

I am sixteen going on seventeen
Innocent as a rose
Bachelor dandies, drinkers of brandies
What do I know of those

Totally unprepared am I
To face a world of men
Timid and shy and scared am I
Of things beyond my ken

I need someone older and wiser
Telling me what to do
You are seventeen going on eighteen
I'll depend on you

viernes, 12 de septiembre de 2008

Scatter Heart

''My dear, scatter heart, there is comfort right in the eye of the hurricane...''

Just to make it easier on you...

martes, 9 de septiembre de 2008

8 dias y acabo contigo

así es más dramático

Hablemos como de mentira

Tu has escogido hablar asi como de mentira
No entiendo las señales que envías y sin embargo
Mente y cuerpo por dentro conspira
La intento traducir en trago amargo
Manos me bacilan y los ojos me ignoran
De abajo hacia arriba es el agua que llora
Cae en la cuenca repetidamente
Y en clave morse parpadean tus ojos
Perdon, no puedo
Trato de entenderlo y se me escurre del enojo









Banquete

Solo quedan sobras y es lo unico que puedo ofrecer, el banquete duro 16 años y un cuarto para los que pudieron aprovecharlo. Cerrado.

hibernation

Exploring under caves
Ive been wondering
untided right on
the surface of mi hand
Your handwriting just came into my mind
And I missed you as Ive never
I stared at the cave
Looking for your light
But it wasnt
...it wasnt
An hibernation state of mind
was taking the lands I owned once from you
The lands I took it for granted
The lands that you gave me
I made you up once again
and gave a sad smile
Hibernation
Is what I need from you

sábado, 23 de agosto de 2008

Jueves 15/11/07

Jueves de mierda