lunes, 14 de septiembre de 2009

ellas tienen sus razones...

Mientras escuecen las oscuras animas del alma
Que habitan dentro muy dentro
Aquí, donde está prohibido pasar
A la razón se le reserva el derecho de admisión
A todo en verdad.
Escuecen de dolor
Gritan
Lloran
Se retuercen
También aman
Pero incomunicados miran
Y entre dos fuentes de luz te hablan sin verte
En el espejo te ven, pero se equivocan
Sólo te miran a los ojos
Sólo me miran a los ojos
Y una vez más regresan estáticas, sin inmutarse
Ya no escuecen
Ni lloran
Ni gritan
Solo esperan a volver a salir
Esperan
Y emulan a la marea, van y vienen
Si esto es así entonces, no existe
Nunca existió
Son las pequeñas bromas que juegan entre ellas
Y a la razón le burlan
Le escuecen
Le gritan
Le lloran
Porque no entiende.
Ellas tienen sus razones, que la razón no conoce
¡Pero cómo la seducen!
Entre rumores apacibles la engañan
Y la conducen al mismo grito, al llanto, al escozor
Y ahora son dos las que lloran
Ahora son dos las que gritan!
Y ante tanto ruido la razón se quedó sorda
Entra en letargo leve y ahogado
Y en pequeños lagos húmedos
Va raspando el suelo hacia arriba y grita
¡Afán inútil!
¡Locura!
Y el grietado paredón se derrumba
Y se cuelan las ondinas una vez más
Susurrándole en otro idioma
Y qué bien sienta su compañía
Antes de que se las lleve la marea
A pisar el acantilado de donde venían.