Seguramente te preguntarás cómo es que recuerdo a Irina Pacheco y no recuerdo el nombre de la idiota que tenías por esposa.
Mi vida, te debes preguntar tantas cosas, te prometo que algún día las respuestas llegarán.
Hoy no.
Hoy no voy a contar tu historia tampoco.
Voy a contar mi versión, esta será la garantía para reunirme contigo a la cima del mundo que pudimos haber dominado. Solos tú y yo.
Que tonto eres Adriano, corazón.
Fue esta la frase que usó Ella para explicarle el final de la película. Adriano y Ella Salían del cine Metropolitano en la avenida Aviñón. Hacía Frío. Adriano rodeaba los 24 y ella, tampoco recuerdo…
- ¡Pues porque no estabas mirando! si hubieses dejado ese aparato en paz podrías haber entendido. - se quejó ella, mientras metía su mano en el bolsillo de Adriano para tomar su mano.-
- Perdón-dice soltando una risa traviesa que sabe que le encanta.-El señor Muñoz no ha parado de enviarme ofertas para la empresa y sabes cómo se pone cuando no recibe respuesta inmediata
Ella se fija más en su sonrisa y no le escucha bien. Nunca se escuchan.
- Podrías haber estado manejando o algo por el estilo…
- Pero, no es así… -dice Adriano pensando, con cierta ingenuidad falsa en sus ojos…a él le encantaba molestarla.
Ella solo lo mira extasiada. Lo amaba.
- ¿Me cuentas? –Agrega Adriano, casi suplicando. En verdad no le importaba el final. Acababa de aceptar un contrato con otra transnacional…Pero sabía que preguntarle la haría feliz.
Ella, sabiendo todo esto, le responde con ironía.
–Sí, todos mueren al final
-¿Qué?.. ¿Sí? –Esta vez levanta la cabeza del teléfono, sorprendido.
- Ay Que tonto eres Adriano, corazón.
Nunca había dicho algo más cierto.